27 feb 2012

¿Tu o Yo?



En el metro rara vez leo: muchas personas obligadas a compartir espacio siempre dan mucho de sí. 

Esta mañana  he tenido suerte; asiento libre y cale. No he tardado en volver a quedarme suspendida, como boca abajo,  soñando con el segundo café sin haberle dado al primero tiempo para hacer su efecto. Una pareja muy mayor se ha sentado cerca de mí, en el área reservada a sillas de ruedas, carritos de niño y ancianos. Deben ir a algún médico, a un especialista. El de cabecera suelen tenerlo cerca de casa. Se hablan y se miran de un modo que me enternece. Alguien masculla algo a mi lado sacudiéndome la ternura.  Me levanto para ceder el asiento a una  señora enorme que tengo de repente a mi lado. Las dos no cabemos en dos asientos.

El ambiente ya es asfixiante cuando llegamos a la siguiente estación. Se abren las puertas y veo a contraluz a 3 mujeres armadas. Son madres!. Mujeres armadas con esos carritos cada vez más cerolíticos. Cada uno juega a ser moderno a su manera y esos carritos parecen ser como un pase súper VIP que les permite entrar en cualquier lado. Tener cochecito es tener carta blanca. Entran como un tifón disfrutando de su cuota de poder. Aguanto la respiración, contando los segundos entre el rayo y el trueno. Las madres resoplan al comprobar que no son las únicas con trato preferente. Las señoras mayores, merecedoras de casi todo, también resoplan. Cruzo la mirada con un chico tan poco VIP como yo que ya no acierta a colocarse para facilitar espacio.

Siguiente parada: más madres con carritos y una ya no cabe. El ambiente se caldea. Las de la puerta despotrican, empujan quejándose de que los “chavales” de los asientos reclinables no se levantan para dejarles espacio. Al fin y al cabo, ¡van con niños!. Son ancianos, les digo, hoy hay muchos. La madre que se ha quedado fuera ruge pestes mientras piensa en lo difícil que es todo para una madre. Ella sigue empujando. No debería usted subir, ya no cabe nadie más, le digo. Sus amigas, las que sí han conseguido imponerse al espacio y sus normas físicas, me miran como si hubiesen visto al diablo.

Decido bajarme. Me toca.  Al fin y al cabo, ni soy vieja, ni soy gorda, ni madre y además soy fumadora.

# Texto publicado por Miss&Mister AA/ N.04. WHITE TRASH               (missandmisteraa.blogspot.com) #