2 nov 2011

Virginie, ¡quiero ser tu estilista!


Leo "Teoría King Kong" de Virginie Despentes. Brutalmente honesta, lúcida, punk. Fantástica.Salvo por una nimiedad. De hecho, con esto que voy a decir no pretendo sacarle punta al libro, sólo puedo fundirme en halagos. Más bien la utilizo a ella para hablar de algo a lo que le tengo ganas. 

Virginie, en un momento del libro, dice de sí misma que viste como un hombre, que ella no dedica tiempo a las cuestiones del adorno. Estupendo, todo bien. Cada uno le dedica tiempo a lo que le da la gana y no todas las batallas son las nuestras. Pero...

Parecer un "marimacho", como dirían muchos, puede parecer subversivo. Puede incluso serlo en algunos contextos, pero no es lo suficientemente radical y cae en contradicciones. De hecho, si nos fijamos bien veremos que cae en la trampa por partida doble.


Por un lado, huye del estereotipo femenino para caer en el masculino. No representan un hombre producido, estilizado, reinventado... El hombre que reproducen es el partner de la mujer de la que huyen. Sea como fuere, ambos salen de la misma fábrica. Representan ese hombre que no se adorna, que no lo necesita, que es así de natural... porque puede.

Por otro lado, sigue apegada a ciertos clichés femeninos. Perdona guapa pero, entre nosotras, la cami te marca las tetas (¡todas las camis lo hacen!), llevas tejanos y el pelo largo, suelto y alborotado. Vamos, hits de lo sexy!. En esta foto también llevas los labios pintados pero seguro que te obligaron por ser fotos promo. No pareces un tío sólo por no arreglarte.  Lo digo sin acritud. De hecho, aunque el estilismo me aburre soberanamente, a ti ¡me chiflaría hacerte uno!. Para que parezcas TAN como pareces.

Lo verdaderamente subversivo no es invertir los géneros. Eso, en el caso de las "mujeres", está superado. No desestabiliza. El que mira descodifica ese look, sabe qué hacer con él, sabe en qué cajón y bajo qué etiqueta tiene que ponerte. El discurso está tan manido que no causa ningún efecto. En el caso de los hombres es distinto. Un "hombre" con tacones aún es subversivo. Y excitante.
  
Sea como fuere, lo que de verdad desestabiliza, el verdadero cortocircuito lo provoca  el look que no sabes clasificar, que desconcierta, que no entiendes, donde se mezclan símbolos y mensajes antagónicos. Es muy divertido comprobar que las personas no sabemos cómo comportarnos ante alguien cuyo look nos deja fuera de juego. Algo muy de base se desmonta. 

Nuestro aspecto es una de las armas de representación de nuevos códigos más inevitable, y en consecuencia, poderosa que hay. El resto de nuestras producciones son evitables; si no quieren no te leen, si no quieren no ven la peli o el docu, si no quieren pasan de ese nuevo libro. Pero si sales a la calle y caminas entre la gente, en ese momento eres ineludible. 

Vestirse es una acción política. Y como tal debe entenderse. 

¡Una chica lista como tu no debería descartar esta herramienta!.

Y ahora, sí. Gracias Virginie.